tenedores

Los tenedores son un tipo de penes que, a diferencia de los convencionales, no son lánguidos y parsimoniosos como caracoles, sino metálicos, mejorados de manera que permanecen siempre rígidos y alerta. Son muy sensibles al tacto y, aunque también les mueve como a los otros penes el deseo irrefrenable y la necesidad de entrar en contacto con carnes suaves y cálidas, ostentan todos ellos, además, la omnisciencia que les proporciona la bisexualidad, y así son capaces de disfrutar del candor de hombres y de mujeres por un igual. Caracteriza también a los tenedores una agudeza intelectual notoriamente superior a la de los penes normales, puesto que, siendo sus objetivos prioritarios idénticos a los de sus parientes, ellos consiguen ser llevados a la boca muy frecuentemente, gracias a su facilidad para atrapar comida con sus puntas afiladas. Esto les reporta, además, un doble beneficio, puesto que después del intenso placer del roce con esas lenguas húmedas y esponjosas, el tenedor disfruta también de un bien merecido baño caliente en el que es frotado concienzudamente, generalmente por la muchacha más joven y bella del lugar, lo que resulta muy de agradecer. Todo esto desemboca en que los penes odien muy intensamente a los tenedores, y que envidien sus muchos placeres, pero, ¿qué pueden hacer? Es evidente que en una guerra su bando tendría todas las de perder, y a nada les conducirá su estéril rabia. Si alguna vez en un banquete veis como un batallón de tenedores se dirigen decididos a clavarse en los penes de los comensales, no os extrañéis, y pensad que, seguro, los tenedores antes fueron provocados, pues de todos es sabido que pertenecen a una especie mucho más pacífica y respetable de penes que la de esa horda de salvajes que penden de los humanos.