LOS NIÑOS DIOSES

He visto sus caras, cómo nos miran. No nos quieren. Ni nos respetan. Mira en sus ojos. Mira ese odio. Mira ese brillo encerrado, latiendo en el fondo de sus pupilas. En ellos se agita un infierno interior. No podemos concebir a dónde nos llevará su asco… o qué hará su enorme poder con nuestras pobres vidas. Acaban de nacer. Y no pueden ser destruidos. Son el error de la creación. Son el peor castigo, la fatal indisciplina de quienes los diseñaron. Son letales. Son pérfidos y antinaturales. Les alimenta un poder malsano e incivilizado. En ellos está la semilla de la destrucción. Son los Niños Dioses. Fagocitarán nuestra cultura igual que los gusanos devoran ansiosos la manzana del pecado original. No puede oírse el sordo lamento, pero el mundo teme lo que acaba de ser invocado. Un mar de sangre se agita en nuestra conciencia. Hoy despertamos a ellos, que viven más allá de nuestras pesadillas. Y no habrá perdón final.