Un nuevo viaje

Sé que soy un tránsfuga. Lo siento cuando emprendo el viaje y cuando, al volver, durante breves instantes, nadie me reconoce. Soy elástico: es muy pequeña la porción de mí que permanece igual tras una de las transformaciones y, al final, las palabras que me definieron se vuelven mentiras. Lo noto cuando celebro mis cumpleaños entre mis escasos amigos: los que me conocen se esfuerzan en hacerme regalos, pero éstos llegan demasiado tarde, y ya no me interesan. Me regalan objetos inútiles del pasado, que servirían a una persona que ya no soy yo. Yo quiero una espada mellada, una careta de judío, un informe de arresto, un frasco de colonia vacío. Ayer alguien me regaló una chaqueta de tela blanca, y le dije:

-¿Sí? ¿Verdaderamente lo crees...?

No dije “gracias”, sino que corrí tratando de huir y, aunque me agarraron por detrás, yo finalmente me zafé, logré entrar en el coche y lo puse en marcha; sonreí. Oí gritos tras de mí, fui a casa de mi ex mujer, llegué oliendo a cebolla, le dije que se duchara conmigo, usé la aguja hipodérmica. El azúcar en mi lengua se disolvió justo cuando mi tendón se fracturó por la caída. Vi una expresión de sorpresa que me aterró, me sentí de pronto acorralado. Alquilé una bicicleta, llegué a un pequeño pueblo para turistas y allí me emborraché.

Soy un viajero. Esta cama de hoy no será mi cama mañana. Si hago caso, mañana habrá ratas a mi alrededor. Prefiero ser vagabundo que ese tipo de cuerdo que quieren que sea. Mi empleo pende de una cuerda deshecha que sostiene demasiado peso: un piano de cola cae sobre mi lecho mientras duermo. Y mañana al calabozo. Y luego volveré a la calle portuaria, donde mi camello me confundirá con un policía cuando me presente trajeado, anestesiado, peinado pero sin afeitar, y con ganas de volver a empezar. En esa esquina con olor a basura, sólo la joven prostituta que me saluda al pasar verá el destello metálico en mi dentadura, que descompone la idea general de mí, y sólo a ella le demostrará que soy un tránsfuga. Porque yo no recordaré ni querré nada: tan sólo iniciaré un nuevo viaje y me dejaré llevar.