Vidas al margen (2)

Edward James y su ciudad surrealista:
"Las Pozas de Xilitla"

Edward James nació en 1907 en el seno de una familia inglesa de aristócratas (se dice, incluso, que pudo ser nieto ilegítimo de Eduardo VII). Huérfano de padre a los 5 años, y de madre a los 22, heredó una gran fortuna, así como una enorme mansión en Inglaterra que después convertiría en el Colegio de West Dean (internacionalmente reconocido hoy día como un centro de restauraciones de arte).
Pasó su vida rodeado de artistas y en ambientes bohemios, y financió la obra de algunos de ellos, como Salvador Dalí y René Magritte. Estuvo especialmente ligado a los surrealistas (de hecho, llegó a proclamar haber nacido surrealista), y ahí se inscribe su obra poética. Posó además para Magritte en el famosísimo cuadro “La reproducción prohibida”.



La reproducción prohibida, de René Magritte


Edward James tenía una especial fascinación por las plantas, y especialmente por las orquídeas. Participaba a menudo en concursos con sus exóticos cultivos, y fue esta pasión la que le llevó a comprar cuarenta hectáreas en Las Pozas, muy cerca de Xilitla. Junto a su amigo, un indio yaqui llamado Plutarco Gastélum, llevó a cabo en aquel idílico paraje lleno de cascadas, pozas, y exuberante vegetación, un proyecto tan inverosímil como fascinante: un conjunto de arquitectura orgánica y fantástica, mezcla de diversos estilos de construcción, que podría pasar a simple vista por los restos de una cultura milenaria semejante a la de los mayas o los aztecas.
El lugar, conocido como Las Pozas, es la gran obra de Edgar James, un poema escultural y onírico, una ciudad poblada de estructuras laberínticas y delirantes, que desafían la lógica: escaleras y puertas que no conducen a ningún lugar, arcos invertidos, etc... Todas estas estructuras diseminadas entre la vegetación selvática hacen de Las Pozas un lugar único, una quimera hecha realidad que, dicen, llena de asombro al visitante, exactamente como si se tratase de una de las ciudades invisibles que Italo Calvino mencionaba en su libro homónimo.
Una explicación de la delirante arquitectura del lugar nos la da el propio Edward James en unos de sus poemas: “Mi casa tiene alas y, a veces, en la profundidad de la noche, canta...”



Imágenes de Las Pozas de Xilitla ideadas por Edward James


James acostumbraba a pasearse desnudo, o vestido únicamente con una bata blanca, por aquellos parajes surrealistas, rodeado de los muchos animales que habitaban su propiedad (serpientes, ocelotes, venados…) y, pensando nuevas formas para enriquecer su paraíso particular, soñaba que un día llegarían otras gentes creyendo haber encontrado los restos de una civilización perdida, en parte neo-gótica, en parte egipcia…

Edward James murió en 1984. En el epitafio de su tumba puede leerse así: “Edward James, poeta”. Fue, además de un poeta olvidado, una persona que hizo con su vida verdadera poesía. El mayor legado que nos dejó fue ese lugar de ensueño, Las Pozas de Xilitla, convertido hoy en un importante centro turístico.

(Texto de J.Álvarez, fotos e información extraídas de ROJASRETICULAS y EL PAÍS.)


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