Mis discos favoritos (5)

Electric Ladyland (The Jimi Hendrix Experience)



Si alguna vez has dudado si Jimi Hendrix es verdaderamente el mejor guitarrista de todos los tiempos, escuchar este Electric Ladyland despejará, casi seguro, todas tus dudas. Hendrix toca como los dioses [Come on (Let the good time roll) o Gipsy Eyes, por ejemplo, son claros testimonios de ello], pero es que además él mismo produce todo el álbum, cuyo sonido se avanza a su tiempo. En realidad Electric Ladyland es más que un álbum precursor y de gran influencia posterior: es una obra visionaria e intemporal; todo un viaje ácido. Un disco de culto de la era hippie.

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Con este disco me ocurre lo mismo que al tener que escoger uno de Jim Morrison y los Doors: elegí el Strange Days, pero la decisión fue muy difícil. En el caso de Hendrix pasa lo mismo: los dos primeros discos [Are you experienced? (1967) y Axis: Bold as Love (1968)] son ya soberbios; bueno, en el caso de Are You Experienced?, una obra maestra. Hendrix ya era un verdadero gigante del rock que nada tenía que demostrar, cuando en 1968 grabó Electric Ladyland. Durante el proceso de grabación de éste, comentaría: “Estoy haciendo canciones muy largas, por eso la única forma de editar 20 es en un disco doble”. Y bueno… finalmente no serían 20 las canciones incluidas en el disco, sino 16, pero eran ya más que suficientes para que el disco fuese doble; y es que la duración de una de las piezas capitales del álbum, Voodoo Chile, era de nada más y nada menos que de 15 minutos exactos. Y por si eso fuera poco otra ensoñación psicodélica titulada 1983... (A Merman I Should Turn to Be) duraba otros 13 minutos y 39 segundos. ¡Casi nada...! Eran tiempos de cambio, desde luego, y de experimentación, y Jimi Hendrix era uno de aquellos irrepetibles superhéroes que lideraban el panorama mundial, muchos de los cuales pronto desaparecerían fatídicamente… Ese afán consciente de experimentación es el que me hace decidirme por Electric Ladyland como mi disco predilecto de Hendrix; eso y las canciones, claro. Porque además de la citada y apoteósica Voodoo Chile, de quince minutos, hay otra versión más corta de la misma pieza: Voodoo Chile (Slight Return), que dura 5 minutos y 12 segundos; y además el disco contiene uno de los grandes hits de Hendrix: Crosstown Traffic, una pieza verdaderamente redonda. Y además está una versión de un tema de Bob Dylan que a mí personalmente me deja sin palabras: pienso que All Along the Watchtower es una de las canciones más importantes de la historia del rock.
La concreción y precisión de algunas piezas contrasta con otras de inmensa libertad, que convierten el disco en lo que es: un maravilloso laberinto de sonidos en que soul, psicodelia y R&B se funden en una amalgama multicolor, excesiva y completamente genial.

He aquí la otra portada de este disco, la más célebre y emblemática, en la que aparece un grupo de chicas desnudas:

Al igual que su portada, el disco Electric Ladyland destila magnetismo y sensualidad.

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DYLANITA@GMAIL.COM