El cine de los maestros

Los que han leído mi web con suficiente anterioridad, saben que mi lema es “el cine va bien” (parafraseando aquel eslogan del antipático presidente que tuvimos aquí, aquel odioso J.M.Aznar que proclamaba que “España va bien”). Pues bueno, a riesgo de acabar resultando tan odioso como aquel, trataré de justificar mi proclama. Y para ello, esta vez, recurriré al trabajo de los grandes entre los grandes, y que siguen en activo.

[+...]

Ya hablé recientemente del documental sobre los primeros años de la vida de Dylan con que Scorsese nos convenció de quién sigue siendo, pero me gustaría subrayarlo. Puede que el tipo no esté en su mejor momento artístico, pero de vez en cuando da muestras de su sobrado estilo con obras maestras como ésta: No direction home es un documental sensacional y atípico, pero sobre todo sincero y clarificador sobre la vida de Dylan, uno de los pilares de la música de nuestro tiempo. Toda una lección de como rodar, montar y contar una historia.

Por otro lado, el regreso de Jim Jarmusch. Desde su anterior largo (Ghost Dog) habían pasado seis años sin material nuevo del número uno del cine independiente americano, excepto ese conglomerado de cortos de Coffee and cigarettes que dejaba con ganas de más. Todo lo que toca Jarmusch es cinco estrellas, pero la sequía hacía pensar en un declive artístico, al menos de ideas. Pero la nueva cinta, Flores rotas, viene a demostrar que no, y mantiene el (¿eterno?) tono ascendente en la carrera del amigo Jim. Flores rotas ha sido en este 2005 la ganadora del Gran Premio del Jurado del festival de Cannes. Y tan merecido… El film aparenta ser un simple y digerible entretenimiento, con un Bill Murray desbordante (continúa en ese sorprendente estado de gracia de sus papeles en Lost in traslation y Life acuatic), pero Flores rotas encierra una historia innovadora, espiritual y nihilista sobre la que convendría reflexionar muchísimo.

Otras dos que bajo una apariencia de convencionalismo esconden más riesgo y maestría de las aparentes son Match point, de Woody Allen, y Una historia de violencia, de David Cronenberg. Para quienes digan que todos los films de Allen son iguales, que vean éste (aunque hay otros muchos ejemplos, pues cada nueva película, año tras año, es un nuevo regalo). Match point está rodada en Londres, centrada en el mundo de la alta burguesía y con varios momentos colosales de los que es mejor no hablar. Y la de Cronenberg no le va a la zaga: Una historia de violencia es un film grandioso, otra disección del alma humana hecha por un cineasta que está hoy en día entre los mejores, sin lugar a dudas. Y también bajo la apariencia de un film poco innovador y hasta comercial, esta cinta esconde un retrato sobrio, formalmente perfecto, con una magistral arritmia en la narración, y que invita a muy interesantes reflexiones.

Otros tres maestros en activo firman las 3 historias que componen la cinta Eros, también de reciente estreno en nuestro país: Wong Kar-Wai, Steven Soderbergh y Michelangelo Antonioni. Para mi gusto únicamente flojea un poco el corte del anciano precursor del neorrealismo italiano, un Antonioni con más de 80 años, y en horas bajas, del que aún recordamos aquella encomiable Blow-up del 66. Pero las otras dos partes de Eros son una delicia: Wong Kar-Wai (Chungking express, de 1994; Deseando amar, del 2000; 2046, del 2004) y Steven Soderbergh (Kafka, la verdad oculta, del 1990; Traffic, del 2000; Solaris, del 2002) demuestran merecer ya el título de maestros del cine moderno.

Otra que podemos añadir ya a ese mismo podio de los grandes, dentro del cine español actual y, ¿por qué no?, dentro del internacional, es Isabel Coixet. Su última película, La vida secreta de las palabras, viene a demostrar que sus anteriores aciertos (Cosas que nunca te dije, del 1995; Mi vida sin mí, del 2002) no fueron casualidades. Repite actriz protagonista: la delicada y bella Sarah Polley, y un Tim Robbins excelente, en uno de sus mejores papeles (¡y eso es mucho decir!).

Todas estas películas son películas que actualmente están en cartelera, y que demuestran que el cine de hoy va bien, muy bien encaminado, gracias a los maestros de ayer que continúan, y a los de hoy que les toman más que dignamente el relevo. Os recomiendo no perdéroslas si os sentís desencantados con lo que exhiben las principales salas comerciales. Me creo que pueda no gustaros alguna de las películas que cito, pero si no os gusta ninguna de ellas ¡retiraos ahora mismo de mi vista!

Ya digo: el cine va bien. ¿O no...?